Natural
Situado en las proximidades de la carretera de Leza a Navaridas, el molino de Leza es un elemento único en la cuadrilla de Laguardia/Rioja alavesa, por seguir funcionando a día de hoy. Edificio de planta rectangular con fábrica de mampostería, reforzada mediante sillares en los esquinales. Hace su cubierta a dos aguas en viguería lígnea bajo teja. Se accede a la sala de molienda por un vano adintelado situado en el paño oeste, ligeramente descentrado. La mesa está realizada en encofrado, con doble juego de muelas, conservando las correspondientes costañeras y cabrios de pescante de arco.
El juego derecho dispone de tolva troncopiramidal, con taravilla y arcón. La mesa presenta subida escalonada al centro con los remos del saetín, mientras en los extremos de la misma hallamos los volantes de regulación de las muelas. Conserva la sala un eje con juego de poleas en la techumbre, que servía para accionar la limpia y el cedazo. Además de estos ingenios, los molineros actuales confirman que hubo un horno de pan, no conservado. Detrás del edificio molinar se ubica el cubo, de obra íntegramente en sillería en su parte final, de buena factura, de forma poligonal, adoptando forma de embudo en la zona de saetín y pecho. La parte que recoge agua del canal está excavada, siendo un ensanche del mismo.
La documentación histórica ha sido benévola, permitiendo trazar las líneas maestras de la vida de este elemento: su composición arquitectónica y su funcionamiento, comenzando por los antecedentes de esta construcción, que se ubica en un término toponímico ahora olvidado pero que en el siglo XVIII denominan “Los Molinos”.
Este hecho no es vanal, ya que en el momento en que se levanta el nuevo elemento aún se aprecian restos de un ingenio más antiguo: “…en el mismo rio ha havido uno anttiguo y por esto sin duda se llama el rio de los molinos…a distancia de un tiro de bala poco mas o menos del nuebo molino se registran y permanecen vestigios y señales de molino antiguo” (1) Un documento de 1760 nos describe una parte de la financiación de la obra: un censo otorgado por Francisca de Guinea, vecina de Burgueta, a la villa de Leza (2).
El molino comienza a construirse un año después, pero Elciego eleva un pleito que llega hasta la Chancillería de Valladolid, protestando por el nuevo molino que, según esta villa, restará caudal al río que nutre sus regadíos y su molino concejil. El molino de Leza se sitúa a orillas del río Mayor, que riega las jurisdicciones de Leza, Navaridas y Elciego, constituyendo el principal aporte de agua para estas villas. Leza se defiende aduciendo, como ya hemos visto, que este ingenio hidráulico no es el primero que existe en esa zona y, en todo caso, que el caudal que restará al río es mínimo, ya que el socaz devuelve las aguas al curso natural de nuevo. Este pleito llega al archivo municipal en forma de carta ejecutoria de Carlos III, conteniendo toda la causa, incluyendo descripciones del molino que nos sirven para entender perfectamente cómo era el elemento original (3).
Había dos presas de sillería en el río principal, posiblemente situadas al Norte del molino, en el punto donde confluyen dos torrentes que luego forman el río Mayor, y que recogen aguas de diversos manantiales de la parte alta de la jurisdicción. Quintana y San Martín por un lado y Cogolluda por otro. Dos presas “de piedra sillería para conttener y represar las aguas y estraviarlas y conducirlas para dicho molino” (4) Una de ellas tiene 25 pasos de larga y 4,5 pies de grueso, la otra 15 pies x 4,5 de grosor.
La regadera o canal y el cubo también se hallan construidos cuando Elciego eleva el pleito: “…a fin de dirigirlas aun estanque muy profundo y dilatado para el depósito y estancación de todas las dichas aguas para que así recogidas a impulso de ellas y su mucho peso, pueda moler el referido molino” (5). El edificio molinar es de mampostería, con la puerta de acceso y dos ventanas. Un rodete de madera, con un juego de piedras de moler completarían el equipamiento descrito en este documento, que no se corresponde exactamente con la maquinaria observable pues, aunque sigue funcionando un sólo rodete, hay un segundo parado, de hierro ambos.